- Evolución de la natalidad,
mortalidad y crecimiento vegetativo de la población española.
- Factores socioeconómicos que han
influido en esta evolución.
Nos
encontramos ante un doble diagrama de línea continua en el que se nos muestran
los datos de natalidad y mortalidad referidos a España entre los años 1900 y
1995. Al aparecer ambas líneas de forma paralela, es fácil visualizar el estado
en cada momento del crecimiento vegetativo, al estar representado por la franja
que queda entre ambas líneas.
En
líneas generales, podemos observar como, salvo en algunos momentos puntuales,
el fenómeno más apreciable de la evolución demográfica española en el último
siglo es el descenso tanto de la natalidad como de la mortalidad, manteniéndose
la primera siempre por encima de la segunda, lo que ha permitido un crecimiento
vegetativo bastante constante; esta tendencia, sin embargo, se rompe en los
últimos años, ya que los porcentajes de natalidad y mortalidad tienden a unirse,
llegando al crecimiento 0.
La
natalidad registra su índice más alto en los inicios del siglo (en torno al 35
por mil), momento a partir del cual empieza a descender, de una forma bastante
constante hasta 1920. Se aprecia entonces un ligero repunte, motivado por la
situación económica alcista posterior a la I Guerra Mundial, repunte al que seguirá un
acusado descenso en los años de la Guerra Civil (1936-1939), momento en el que se
sitúa en el 20 por mil. Inmediatamente después de la Guerra, la natalidad vuelve
a crecer (25 por mil en 1940), viviendo a continuación un quinquenio de subidas
y bajadas, para, a partir de 1945, estabilizarse en torno al 20 por mil. Desde
1973, la natalidad va a experimentar una caída muy acusada, hasta situarse en
el 10 por mil de 1995. Las causas de este descenso habría que buscarlas, en
primer lugar, en la crisis económica iniciada en 1973, y, en los años posteriores,
en razones más de tipo social y cultural: incorporación de la mujer al mundo
laboral, extensión de los anticonceptivos, retraso en la edad de la primera
maternidad, etc.
Por
lo que respecta a la mortalidad, mantiene su índice, entre 1900 y 1919, entre
el 23 y el 27 por mil. En 1919 experimenta un espectacular crecimiento,
situándose en el 31 por mil, y superando a la natalidad, como consecuencia de
la gravísima y muy contagiosa epidemia de gripe que ese año asoló prácticamente
toda Europa. Paso este año, vuelve a descender hasta los niveles anteriores,
iniciándose entonces una caída, derivada de la mejora en las condiciones
generales de vida, que lleva al índice del 18 por mil en el año 1936. Desde
año, y hasta 1939, se aprecia un nuevo crecimiento (hasta el 21 por mil), como
consecuencia de la
Guerra Civil. De nuevo, acabada ésta, se inicia un descenso
paulatino, estabilizándose el índice desde 1960 y hasta 1995 en cifras
inferiores al 10 por mil. Las causas, de nuevo, hay que buscarlas en la mejora
de las condiciones materiales de vida y en los avances médico-sanitarios.
Con
esto, puede concluirse que España, en el último siglo, ha experimentado la
evolución demográfica típica de los países desarrollados. En los años iniciales
del siglo encontramos un régimen demográfico joven, con altísima natalidad (en
torno al 30 por mil), y mortalidad media con tendencia a bajar. Desde los años
50, el régimen demográfico sería el moderno, con porcentajes de natalidad en
torno al 20 por mil y de mortalidad en torno al 10 por mil. Hasta este momento,
el crecimiento vegetativo es elevado.
En
la actualidad, España se encontraría dentro del régimen moderno evolucionado,
con la natalidad y la mortalidad por debajo del 10 por mil, y un crecimiento
vegetativo prácticamente inapreciable o incluso negativo. La tendencia se
mantiene en la actualidad.
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